Mitos del amor romántico

Mitos sobre el amor romántico

Desde Disney hasta la educación tradicional nos han indicado ciertas creencias (casi) incuestionables sobre el amor. Lamentablemente, la mayoría de estas no son ciertas del todo, y nos hacen caer en una serie de mitos o ideas irracionales sobre las cuales construimos nuestra idea de amor y relaciones de pareja. Cuando esto ocurre, nos encontramos con múltiples problemas que pueden surgir tanto en nosotros como en la otra persona, así como en la propia dinámica que ambos establecemos.

Aquí os dejo algunos de estos mitos:

 

  • El amor todo lo puede

El amor en si mismo no va a conseguir que una relación funcione si no existen otras variables fundamentales, tales como respeto, comprensión, comunicación, compromiso, tiempo de calidad, intimidad, confianza… etc.

De este modo es importante destacar que NO porque tengamos diferencias con nuestra pareja o existan discusiones, ello lleva directamente a pensar que no existe amor.  Quizá hay que añadir a la receta un poquito de lo otro 😉

 

  • El amor a primera vista

No existe amor a primera vista. Existe atracción, y eso es muy válido pero es diferente al amor. El “flechazo” en si no existe, pues para que surja amor, como hemos dicho, son necesarios otros componentes (compartir valores y aspectos importantes personales, comunicación, intimidad, tiempo de calidad…), el azar en si mismo no “hace” que te enamores de alguien.

  • La media naranja

Si piensas que necesitas a alguien que te complete, es que sientes que de por sí te falta algo, y esta es una creencia que, aunque muchos sepamos que no es cierta, está muy arraigada en lo profundo de nuestro ser. Las heridas emocionales de la infancia pueden llevarnos a anclarnos en esa necesidad de encontrar a esa persona que nos haga sentir felices y en calma, a “necesitar” sentir al otro a nuestro lado. Además, este mito se puede generalizar a la creencia de que sólo existe una persona para cada uno, y esto puede hacer mucho daño cuando el amor se acaba o empezamos a sentir amor por alguien diferente.

 

  • La otra persona llena todos los aspectos de la vida

La fusión completa no es una relación sana. En consulta siempre indico que una relación se compone de tres: el espacio de uno, el espacio de otro y el espacio en común. Tanto daño puede hacer una separación extrema entre ambos, como una fusión extrema, pues perdemos nuestra identidad como individuo, y si por algún motivo la relación sale mal, nos quedamos sin nada.

Intentar tener a la otra persona en todos los aspectos de la vida puede hacer que dejemos de lado relaciones de amistad, familiares o incluso aficiones o hobbies de los que antes disfrutábamos. Nuestra identidad se va formando conforme a las experiencias y personas que pasan por nuestra vida, y alejarnos de ello supone perder parte de nuestro sello, de quienes somos.

Cuando tendemos a una “fusión” con el otro, probablemente existe de base un apego inseguro donde tememos perder a la persona que amamos, y donde sentimos que sin el otro, nos perdemos a nosotros mismos.  Es importante, por ello, recordarnos que nuestra vida no ES el otro, sino que el otro forma parte de NUESTRA vida, donde existen muchos más componentes.

 

  • Sin la otra persona no soy nada

Por regla general, se nos ha inculcado la norma implícita de que hemos de tener una pareja y formar una familia. De manera implícita se incluye este dogma en mis motivaciones (más allá de lo biológico puramente dicho) y aunque ciertamente el vínculo afectivo y la procreación pueden surgir en nosotros de manera natural, no son las únicas motivaciones que tiene una persona. Existen motivaciones fisiológicas, de seguridad, de reconocimiento, de autorrealización personal, de espiritualidad… Como ejemplo, podemos citar a Maslow y su famosa pirámide de necesidades humanas.

Este mito tiene mucho que ver con otros (media naranja, que la otra persona ocupe todo el lugar de mi vida…), y hemos de darnos cuenta de que yo como persona soy mucho más que mi relación. Aún si mi pareja me dejase, no destruye todos mis roles: sigo siendo madre, hermana, trabajadora, hija, amiga, compañera, vecina… Fomenta todo lo que tienes a tu alrededor, y las relaciones que tienes a tu lado.

  • Tenemos que entendernos 100% en la cama

La pasión es una cosa, y el amor es otra. La complicidad en la cama se va construyendo conforme avanza la relación, la intimidad y la confianza. Entender mis sensaciones y las del otro, comprender lo que le gusta, cómo habla su cuerpo…, esto conlleva tiempo, cariño y paciencia. Cuando nos despojamos de creencias rígidas en cuanto a la sexualidad, la experiencia con nuestra pareja será mucho más placentera. La sexualidad hay que trabajarla, al igual que todas las variables que influyen en la relación.

Este mito también puede ir de la mano con la creencia de que si existe algún problema en la cama, la relación se tambalea. Esto no es así, es una variable más de la relación, y si las otras están consolidadas de una manera suficiente, podremos hablar de lo que está ocurriendo, buscar opciones juntos y seguir trabajando en la relación que estamos construyendo.

 

  • Cuando se está enamorado no es posible sentir atracción por otra persona

Como hemos hablado, atracción no es amor. Puede atraerme una persona a nivel físico (o a otro nivel), pero no sentir complicidad ni intimidad, ni querer hacer planes de futuro con ella o ni siquiera entendernos en la cama. El amor es otra cosa diferente, es un sentimiento mucho más complejo y completo. Quien equipara la misma importancia a una cosa que a otra, quizá no entiende muy bien lo que es el amor, o no ha sentado unas bases sanas y sólidas en su relación. Es importante diferenciar ambos aspectos porque en caso de igualarlos, pueden surgir emociones y sentimientos que dañen la relación como culpa, celos, desconfianza, inseguridad, dudas… etc.

Cada relación es un mundo diferente. Existen relaciones abiertas o poliamorosas, donde se diferencian muy bien ambos constructos. Solo tú y tu pareja podéis negociar las bases de vuestra relación: pactar si podéis mantener relaciones físicas más allá del vínculo sentimental, o si preferís mantener una fidelidad en todos los campos. No hay relaciones mejores o peores, pero sí es necesario que esto se pueda hablar y se mantenga el compromiso acordado por ambas partes.

 

  • Los celos son una prueba de amor

El tema de los celos es controvertido: son justificados y demonizados a partes iguales. Hemos de entender un hecho fundamental: Los celos no son signos de amor, sino de inseguridad. Partiendo de esta base, podemos comprender que es relativamente normal que puedan surgir celos cuando sentimos la posibilidad de perder a la persona que queremos.  Cada uno/a de nosotros/as tenemos un nivel diferente en el umbral de angustia ante esta idea de perder a nuestro amado o amada. Desde aquí, podemos normalizar este miedo. Ahora bien, estos sentimientos son únicamente nuestros, no corresponden a la responsabilidad del otro y por ello no son justificación de actitudes desadaptadas o insanas por nuestra parte (control, enfados descontrolados, etc). Estas conductas, lejos de fortalecer el vínculo afectivo con mi pareja, lo desgasta.

Sí hay que diferenciar el caso en el que los celos propios se vean acentuados por una infidelidad o deslealtad de la otra persona en el pasado. En este caso, el otro sí ha de responsabilizarse de lo ocurrido (en el pasado), y JUNTOS reestablecer la confianza, desde la empatía y el amor. No obstante, los celos seguirán sin ser justificación de actos o palabras hirientes por mi parte.

Es imprescindible entender bien el ámbito de los celos para evitar en las relaciones comportamientos egoístas, controladores, injustos, hirientes o violentos.

 

  • Si una pareja no discute es que no se quiere

Aquí tenemos que tener claro qué entendemos por discutir. Una discusión sana se da al el entablar una conversación donde se exponen diferentes puntos de vista, desde el respeto y la búsqueda del entendimiento.  Esto sí puede ocurrir en las relaciones y efectivamente, es normal que ocurra.

Si entendemos una discusión desde una versión más agresiva, donde aparece el intento de imponer mi criterio al otro, los gritos, reproches… Eso no representa un aspecto de una relación sana, por lo que es falso que tenga que ocurrir esto para “que se quieran de verdad”.  Esto no fortalece la relación, sino todo lo contrario: la va quebrando.

  • Si una pareja discute, es que no se quiere

Este mito es el contrario. Entendiendo la discusión como hemos dicho antes, desde su versión más sana y adaptada, es positivo que ocurra. Nunca la otra persona va a pensar como tú al 100%, por lo que es necesario que exista comunicación y se expongan los diferentes puntos de vista. Esto no significa que no se quieran, sino que fortalece la relación y el vínculo entre ambos.

Las discusiones siempre han de enfocarse desde un punto de vista constructivo, no desde la imposición o el reproche. A veces por miedo a discutir (por culpa de este mito), nos guardamos cosas importantes para nosotros y acabamos explotando.

  • Si no siento lo del principio, no es amor

El enamoramiento es la fase inicial de toda relación, donde conoces a la persona, actúa nuestro sistema más neurobiológico, la euforia y la pasión están presentes casi todo el tiempo (las famosas mariposas en el estómago).

No obstante, este estado no es eterno. Simplemente por una explicación muy sencilla: a nivel fisiológico no es posible mantener durante un largo período de tiempo ese estado hormonal, nuestro cuerpo no lo aguantaría pues consume muchos recursos biológicos. El amor va evolucionando con el paso del tiempo y van cobrando importancia otros factores mucho más sutiles pero fundamentales: la intimidad, la confianza, el compromiso, los proyectos en común, el entendimiento, la complicidad, la seguridad en el vínculo, etc.

Hay personas que creen que si no sienten esa adrenalina, es que el amor se ha acabado. Y lejos de poder solventar esta crisis en la pareja, la relación se acaba rompiendo. Existen personas que se “enganchan” a ese “chute” inicial, pareciéndoles casi aburridas las relaciones cuando van evolucionando. Eso es válido, si es algo consensuado, claro que sí. Pero es falso que el amor en si solo sea ese reforzamiento inicial. El amor es mucho más, y se puede trabajar en mantener la pasión durante toda la relación.

 

Es esencial romper estos mitos de nuestro imaginario social y personal. Como yo siempre digo, desaprender para aprender. En este caso, cómo desarrollar una relación sana, satisfactoria y duradera donde podamos sentirnos a gusto, seguros y felices.

 

Espero que te haya gustado el post.

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Soy Sofía Reguillos Garzás, Psicóloga general sanitaria. Soy una persona con vocación de ayudar a los demás, y me considero una gran apasionada de de la mente humana.

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