Corazas y armaduras

La coraza que me he puesto me protege, pero me hace daño.

En consulta siempre digo que los adultos que somos tenemos mucho que ver con los niños que hemos sido. De niños aprendemos a comportarnos según nos han enseñado y según creemos que el resto del mundo espera.

Esos mensajes de «no llores», «sé fuerte», «que no se note que te molesta», «eres demasiado sensible» han invalidado nuestras emociones cuando teníamos que aprender a manejarlas correctamente. Para poder manejarlas de alguna forma, hemos aprendido a ocultarlas.

Cuando el interior nos duele, aprendemos a no mirarlo, y al separarnos de nuestras emociones, nos protegemos. Más aún cuando no encontramos sostén para el llanto, cuando no podemos regular esas emociones que sentimos y que nos hacen daño. Poder minimizar lo que sentimos nos ayuda a no sentirnos vulnerables y por ende, a construir una capa de fortaleza a nuestro alrededor.  Esta coraza nos ayuda en muchos aspectos. Son capas, corazas, escudos, armaduras… Con ellos negamos, evitamos, minimizamos o proyectamos. De esta forma, no miramos el dolor y no nos afecta. O al menos, no lo sentimos.

La función de estas armaduras y corazas no es otra que la de Defendernos. Protegernos de lo que pueda llegar a hacernos daño. De este modo, nos defendemos de los demás y de nuestro propio mundo interno.

 

En el fondo, esas heridas que hemos guardado, siguen estando ahí, con sus emociones asociadas. La rabia, la tristeza o incluso el miedo, siguen dentro de nosotros. Por eso nos esforzamos en que el escudo parezca cada vez más rudo.

¿De qué manera pueden salir nuestras armaduras?

  • Soy el hombre/mujer independiente
  • Soy una persona activa, siempre busco nuevos proyectos para distraerme
  • Me gusta trabajar y dar el 150%
  • Cuido a los demás antes que a mí mismo/a
  • No me afectan las cosas
  • Busco soluciones rápidas y eficaces
  • Evito llorar en público
  • Hago lo que se espera de mí
  • No cuento mis problemas para no preocupar a los demás, me lo trago o me lo como solo/a
  • Evito las confrontaciones directas o enfrentarme a toma de decisiones
  • Muestro ante todo que soy una persona fuerte, puedo con ello (y con más)

Y seguimos siendo esa persona fuerte… Hasta que estamos agotados mental y emocionalmente y se abre una fisura en ese escudo. Quizá las estrategias que estábamos utilizando para mantener en pie la armadura, en ocasiones no nos ayudan tanto como pensábamos.

El escudo/coraza/armadura/capa no es más que una supresión emocional, una evitación, una manera de invalidar cómo me estoy sintiendo, porque de alguna manera me conecta con una parte vulnerable de mí y de cómo me sentí cuando me pusieron en ese rol vulnerable. Esa herida, hace que nos esforcemos más aún por mantener esas corazas.

Estas armaduras y defensas son buenas en el sentido de que nos han ayudado en un determinado momento de nuestra vida. Como siempre digo en sesión: Están ahí por algo. El proceso de terapia no supone querer arrancarlas de raíz, sino entenderlas, comprender cuándo las construimos y ver en qué momentos no me están ayudando e incluso pueden generarme más problemas.

¿Cómo me generan más problemas?

  • Al no conectar de lo que siento, me doy cuenta de las situaciones que me hacen daño más tarde de lo que debería
  • Al intentar evitar el dolor, no aprendo a gestionarlo adecuadamente (inevitablemente en la vida voy a encontrar momentos de dolor)
  • Postergar decisiones y confrontaciones me puede llevar a tener decisiones acumuladas que me generen ansiedad y confrontaciones que se hagan cada vez mayores
  • Puedo no ser consciente de cómo estoy haciendo daño a otra persona
  • Puedo minimizar el daño que me están haciendo a mí
  • No puedo sanar mis heridas internas
  • Me cuesta bajar la guardia y confiar en los demás
  • No soy capaz de profundizar con una persona, me incomoda mostrar una parte “sensible” o vulnerable de mi mismo/a

Necesitamos revisar nuestras armaduras, entender en qué momento son necesarias y en qué momento podemos flexibilizarlas. Cuándo sentirnos seguros con nosotros mismos y con otras personas.

En terapia, podemos revisar estas estrategias que has aprendido, comprenderlas desde el amor y flexibilizarlas.

Etiquetas relacionadas:
Compartir:
Picture of Sofía
Sofía

Soy Sofía Reguillos Garzás, Psicóloga general sanitaria. Soy una persona con vocación de ayudar a los demás, y me considero una gran apasionada de de la mente humana.

Artículos recomendados
Tags
Artículos recomendados
Terapia
Sofía

¿Qué es la Terapia EMDR?

En nuestra clínica, estamos continuamente en formación. Una seña de identidad para nosotras es poder ofrecer la mejor atención, uniendo

Sigue leyendo
Relaciones
Sofía

Cómo superar una ruptura

Una de las experiencias más desafiantes en la vida de cualquier persona es enfrentar una ruptura sentimental. Aquí te dejamos algunas claves para reecontrarte y seguir construyendo tu autoestima y tu identidad.

Sigue leyendo
Abrir chat
1
Escanea el código
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?