¿Cómo sé si no me encuentro en una relación sana?

Siempre pongo la metáfora de que una relación es como un edificio: para que se mantenga fuerte y sana, ha de estar construida sobre unos cimientos básicos fuertes como son respeto,  confianza, cariño, intimidad o  libertad de ambos miembros.

Es importante ser conscientes de que una relación perfecta no existe, y es posible que nos encontremos con personas maravillosas con las que poder mantener una relación bonita pero que por unos motivos u otros, llegue a su fin. Esto puede ocurrir y ocurre (perspectivas diferentes sobre la vida, planes a largo plazo no comunes, desenamoramiento…) y que pase algo de esto es diferente a que la relación en sí me esté haciendo daño.

🔹 ¿Cómo puedo ver si la relación me duele?

Nuestro cerebro y nuestro cuerpo nos mandarán mensajes aunque estos sean difíciles de ver, pues nos cuesta aceptar que la relación con la persona a la que quiero puede estar haciéndome daño. Escúchate.

🔹 ¿En qué señales de la relación  lo puedo identificar?.

 Se impone la necesidad o deseo de uno sobre las del otro: Es importante diferenciar necesidad y deseo, pues no son lo mismo. Por ejemplo, uno siempre ha de atender a cuándo el otro se encuentra mal, pero el otro no está disponible para ayudarnos con nuestro malestar. Otro ejemplo es que ante mi necesidad se impone el deseo del otro (le apetece que salgamos a tomar algo – deseo – , aunque yo tenga que terminar el informe o haya fallecido un amigo – necesidad- ).

 Se coarta la libertad de uno de los miembros: Esto puede ocurrir cuando uno de los dos no se siente libre de hacer lo que le apetece o decir lo que piensa por miedo a que la otra persona reaccione mal, con reproches, juicios de valor o críticas. El amor es libertad, y es aceptar la libertad del otro de ser alguien diferente a mí.

 Existe control o celos: En contradicción a lo que nos hayan podido enseñas películas, novelas y demás materiales impregnados de la idea de amor romántico, los celos no son un signo de amor, sino de inseguridad. Cuando alguien te importa, es lógico que pueda preocuparte en algún momento que esta persona no siga a tu lado, pero si la relación es lo suficientemente sana y eres capaz de gestionar esa inseguridad propia, podrás darle una vuelta a ese pensamiento y a esa sensación de malestar. Lo esencial es entender que ese malestar es tuyo, no provocado por el otro. Los celos nunca justificarán que uno de los miembros controle a la otra persona con preguntas constantes (con quién hablabas por whatsapp, con quién has quedado, enséñame una foto, etc) y mucho menos con algún tipo de prohibición, implícita o explícita.

 Me cuesta sinceramente con mi pareja o a mi pareja conmigo: Ya he comentado que uno de los pilares fundamentales ha de ser la sinceridad y la confianza. Si existen mentiras, engaños, ocultaciones o me da miedo ser sincero por cómo la otra persona pueda responder, nos encontramos ante un problema de base importante. Una relación sana es lo suficiente fuerte como para que podamos equivocarnos y hablarlo con la pareja, que no haya juicios de valor ni tengamos que fingir quien no somos en realidad para contentarle.

 Existe una necesidad desmedida de estar al lado de la otra persona: En el post anterior hablaba sobre los vínculos de apego. Un apego más ansioso o desorganizado nos puede llevar a necesitar constantemente el contacto con el otro, sentirnos inseguros si no nos responde, si no nos vemos, si no hacemos cosas juntos… Cuando este malestar no la sabemos manejar, tendemos a un miedo al abandono y a una necesidad desmedida que puede crear toxicidad en la relación. Es esencial que cada miembro tenga su espacio, que la pareja no acapare todo el centro en la vida de una persona sino que haya tiempo para uno mismo, para la familia, para proyectos personales, para desarrollo profesional, para amistades, etc.

 En ocasiones ocurre un distanciamiento emocional como «castigo» al otro: El amor es gratitud y amabilidad, nunca puede ser utilizado como un premio o un castigo, pues esto instrumentaliza algo que ha de ser natural y espontáneo. Cuando ante una discusión uno de los miembros «castiga» al otro dejándole de hablar, bloqueándole de redes etc., se está llevando a cabo una conducta que genera un daño en el otro de manera intencionada.

 Suceden faltas de respeto como gritos, humillaciones o insultos aunque se justifiquen como «bromas»: Una línea que jamás se ha de rebasar es el respeto. El amor es apreciar a la otra persona, admirarla y cuidarla, nunca jamás tratarla mal. Buscas su bienestar, no posicionarte por encima de ella aún a sabiendas de que puedas hacerle daño con lo que dices o haces. Utilizar las «bromas» para hacer sentir mal a otra persona y sentirme yo por encima es una conducta de maltrato psicológico, así como humillar en privado o en público, gritar y por supuesto, golpear objetos o paredes, o a la otra persona. Estas conductas entran dentro de un continuo y están muy, muy lejos de una relación sana y satisfactoria.

 No existe un consenso, uno siempre cede ante las peticiones del otro: Una relación sana conlleva, de una manera o de otra, igualdad. Cuando uno de los miembros siempre acaba cediendo para que el otro pueda hacer lo que desee o para que no se enfade, esa igualdad se pierde, y además perdemos nuestra propia identidad. Una relación sana conlleva que puede haber períodos en que uno «tire» más que el otro, es cierto. Pero esto (sucederá de manera bidireccional, siempre se tiende al punto medio, al equilibrio.

 Existe el reproche o el chantaje de uno hacia el otro al hacer X cosas: No es tan sencillo de identificar como un «no quiero que salgas con tus amigos/as» o «no me gusta que hagas esto», sino que tiene más que ver con que te animo a que salgas con tus amigos/as o te quedes con tu familia o hagas esto, pero cuando lo haces al final acabo poniendo malas caras o critico a las personas que te han acompañado, o te digo lo mal que me he sentido…, al final, el reproche es constante y genera discusiones continuas o sencillamente, dejas de hacer esas cosas por no discutir.

 Encontramos  por una o ambas partes una falta de confianza basada o no en hechos reales: Como hemos hablado, ni los engaños ni los celos son signo de amor. Esta falta de confianza puede darse por hechos objetivos, o hechos imaginarios. Por ejemplo, si mi pareja me es infiel constantemente, es lógico que finalmente me cree inseguridad y no confíe en ella. Que me ponga celoso/a no va a mejorar la situación, pues probablemente encontrará la forma de seguir haciéndolo. También puede ocurrir que de manera general sea una persona que me cueste muchísimo confiar en mis parejas, aunque no me hayan dado motivos, y constantemente busque identificar si me han mentido con algo. Al final, en un escenario o en otro la falta de confianza hace mella en la relación.

 Se amenaza al otro con hacer algún tipo de daño (infidelidad, abandono…): Como he indicado anteriormente, el amor no concibe hacer daño al otro a propósito. Si te digo cosas que sé que te van a doler, de alguna manera no estoy dando el suficiente valor a cómo te sientes. Como hemos hablado anteriormente, una relación sana habla de una relación bidireccional e igualitaria de buenos tratos y cuidado, no de hacer daño con actos o palabras.

 Uno de los miembros intenta que el otro cambie en valores, aficiones, y se amolde a las suyas propias: Una máxima que todos sabemos pero que es difícil llevar a la prácticas es la de que no hay que cambiar a tu pareja. Aunque esto lo tengamos aprendido, en ocasiones puede ocurrir que te gustaría que tu pareja participase en tus aficiones de manera regular, que pensase como tú en ciertos temas o defienda los valores o creencias con los que tú te identificas. Es importante ser conscientes de cuando estamos pasando la barrera y cuando hay que respetar la libertad y la identidad propia del otro.

 Uno espera de manera continua que la relación cambie y esto nunca sucede: La relación se construye día a día. Lo que los primeros meses o años parecía fabuloso, con el paso del tiempo puede mostrar un desgaste o una cara de mi pareja que no me gusta tanto. Esperar que el otro cambie y «sea el de antes» o que la relación «sea como al principio» es irreal. La relación va evolucionando y las personas poco a poco nos vamos mostrando más como somos, pues normalmente en el inicio es difícil mostrarnos en profundidad. Este es un punto clave que nos resulta muy difícil de aceptar.

Podríamos nombrar algunas señales más.  Ciertamente algunas pueden ser más dañinas que otras, y  todas corresponden a un continuo en el que se han rebasado las bases de una relación sana y puede haber algún daño emocional o psicológico.

Es importante pararnos a reflexionar qué está ocurriendo, cómo hemos llegado a esto y si existe alguna opción real de cambio o la dinámica no puede cambiar.

Es muy difícil hacer esta reflexión uno/a solo/a. Si te sientes identificado/a con algún tip del post, háblalo con alguien externo, que te conozca y te quiera y te pueda dar una opinión sincera.

Un espacio donde reflexionar y poder ver estos aspectos con claridad, es en psicoterapia.

Espero que os ayude y os haya gustado.