Me pedisteis un post sobre cómo afrontar los cambios en el estilo de vida que estamos experimentando por el Covid, y quería aprovechar la inminente desescalada para hacer una reflexión desde el punto de vista psicológico y mostrar algunos tips que nos puedan venir bien.
Nuestros estilos de afrontamiento ante las adversidades pueden variar de una persona a otra. De ahí que podamos ver cómo algunos individuos están completamente centrados en la amenaza y tomando medidas extremas que les lleva a una sensación de ansiedad constante, y cómo otros por el contrario perciben una falsa sensación de invulnerabilidad que hace que sean más laxos en las medidas de precaución y esto les lleve a tomar riesgos innecesarios.
Como en todo, en el término medio está la virtud.
¿Cómo puedo afrontar los próximos permisos de deporte, paseos y aperturas de negocios?

Atención a lo que depende de mí: Hay que mantener un locus de control interno adaptado a la realidad. Esto es, asumir que hay cosas que sí dependen de mí, y enfocarnos a mantener unas acciones desde la responsabilidad en esto. ¿Qué entra dentro de mi responsabilidad? Qué precauciones tomo YO. Ahora bien, asumir que hay cosas que dependen de mí, también implica darnos cuenta de hasta dónde puedo controlar, y qué cosas se escapan de mi control. Dentro de lo que yo pueda hacer, seré responsable en la prevención y en las medidas para mí y los míos, pero no puedo manejar cómo otras personas se comporten ni la actitud que tengan al respecto.
Cambio como oportunidad: El confinamiento y la parada del sector socio económico nos ha obligado a frenar en seco en muchos ámbitos. Ser capaces de adaptarnos y evaluar esta situación como una oportunidad de cambio y de reajuste nos permitirá ser flexibles con los planes que podamos tener en mente, las diferentes formas de conseguirlos y los nuevos hábitos y rutinas que podremos seguir. Salir de nuestros caminos prefijados y ser capaces de abrir el abanico de oportunidades que podemos encontrar, si añadimos un poco de imaginación. ¿No puedo salir de fiesta con mis amigos? Voy a ver de qué manera puedo seguir viéndoles o estando en contacto con ellos. ¿Se ve tambalear mi puesto de trabajo? Voy a buscar opciones de cambio en mi trayectoria profesional.
Manejar acciones concretas: Enfocarnos en una cuestión amplia o ambigua incrementará nuestra incertidumbre y ansiedad. Por el contrario, plantearnos pequeñas metas, rutinas y adherirnos a ellas nos ayudará a sentir control y sentirnos eficaces. Por ejemplo; ¿Qué cosas he de hacer al salir a la calle? Tener una pequeña planificación nos ayudará (qué utensilios de protección, por dónde voy a pasear, horario concreto, qué haré al llegar a casa, etc) Si por ejemplo nuestra preocupación tiene que ver con lo laboral, es importante acotar y manejar acciones concretas, acotar la preocupación y «ocuparnos»: qué material voy a comprar para mi establecimiento, qué alternativa de teletrabajo tengo, cómo puedo pedir el paro… Ayudar a centrar la atención hacia acciones concretas es también muy importante llevarlo a cabo con los más pequeños, que pueden agobiarse fácilmente por la incertidumbre en los estudios o con sus amistades, ¡que no se nos olvide!

Vivir el aquí y ahora: Ahora mismo lo más probable es que resulte difícil hacer planes a largo plazo. Es primordial enfocarnos en el día a día, el momento presente. ¿Qué cosas puedo hacer AHORA? Centrarnos en el momento actual nos ayudará a no incrementar la incertidumbre y sentir manejo de la situación. Además de lo anteriormente comentado, nos motiva a conectar cuerpo y mente, a poder afrontar los problemas cuando lleguen y a disfrutar de los pequeños detalles del día a día y de la compañía de nuestros seres más cercanos.
Expresar mis emociones: Encontrarnos con altibajos emocionales es totalmente normal, simplemente por haber visto interrumpido nuestro estilo de vida, y más aún si hemos perdido a un ser querido, estamos lejos de los nuestros o somos trabajadores que continuamos saliendo, que hemos de readaptar nuestro negocio o somos sanitarios en primera línea, con el gran extra físico y emocional que esto conlleva. Para esto, poder identificar cómo me siento y no reprimirlo sino expresarlo nos ayudará a que no se creen nudos emocionales que generen más malestar. Dedica un momento al día a mirarte por dentro y desahogarte si lo necesitas.
Apoyo social: No te aísles, busca apoyo de tus familiares, amigos o pareja. Estés solo/a en casa o acompañado/a, la situación es complicada para todo el mundo, y dado que somos seres sociales, necesitamos el contacto con nuestros seres queridos. Llamadas, videollamadas, cartas, hablar de cómo nos sentimos, jugar en línea… ¡cualquier método es bueno!
Evitar bucles de pensamiento: Reflexionar y reevaluar la situación siempre es positivo, más aún ante una situación excepcional. No obstante, entrar en bucle nunca nos ayuda y lo normal es que produzca más sensación de vulnerabilidad y descontrol. Identifica cuándo los pensamientos te están ayudando o cuándo te están sumiendo en un pozo sin fondo. Dedica un tiempo concreto, y fuera de esto, despeja tu mente. El cerebro también necesita desconectar.
Cuidar tu mente y tu cuerpo: Como he indicado en anteriores post, el autocuidado es esencial. Aliméntate de una manera sana, date algún capricho, bebe agua, no abandones la higiene, cuida los horarios de sueño y haz deporte. Incluso si es posible toma un poco de sol y da un pequeño paseo con las medidas adecuadas. Cuerpo y mente están unidos, ¡no lo olvides!

Espero que os haya gustado y servido este post. ¡Os leo en comentarios!